jueves, 29 de marzo de 2012

FISICA CUANTICA Y LA MENTE


LA FISICA CUANTICA Y LA MENTE

SI comparamos a la Física Cuántica con un sistema monetario basado en el peso, la unidad mínima de dicho sistema es el centavo.
La llamada Física Clásica se encargaría entonces de estudiar el sistema a partir de la unidad peso (átomo).
La Física Cuántica lo haría a partir del centavo (cuanto).
Entonces esto puede llevarnos a definirla como una ciencia subatómica. La Física Cuántica comienza a abrir un nuevo camino al conocimiento verdadero reconociendo la divinidad en nosotros mismos y el poder de co-creación que todos poseemos. EL hombre dejó de ser un "astronauta" del destino para darse cuenta de que puede elegir y crear de forma consciente cómo quiere interrelacionarse con la realidad.

Curación Cuántica
Este descubrimiento está abriendo las puertas a una nueva terapia de curación que no es física, sino de carácter energético. Durante la segunda mitad del siglo XX, Herbert Frohlich y Fritz Popp estudiaron este patrón energético de los seres vivos. Se descubrió por entonces que las moléculas vibran al unísono y se comportan como una sola supermolécula, estableciendo un patrón energético coherente y único. Así se pudo detectar una emisión lumínica por parte de lo átomos similar a la de un láser. La misma fue conocida con el nombre de "radiación mitogénica de láser" y constituye la clave para asegurar que el ser humano es un complejo cuántico que posee la capacidad de conexión e interacción con el universo, y que su equilibrio, bienestar y salud dependen -como en el caso de una conexión a internet- de la calidad de recepción y emisión de dicha señal. Para favorecer esta coherencia se puede interaccionar con estos campos sutiles de energía mediante terapias que utilizan luz, escalas cromáticas y frecuencias de sonido que ayudan a reestablecer la comunicación con la matriz.

La Conciencia: una propiedad fundamental


Puede afirmarse que nuestro cuerpo contiene, entonces, un patrón holográfico de energía que trasciende el marco conceptual de la energía física, ya que sería energía consciente. A niveles cuánticos, la conciencia es parte integrante, esto significa que la realidad cuántica no es objetiva, entonces el observador forma parte de la realidad y tiene incidencia sobre la misma. Esto puede comprenderse bajo un principio clásico de la dinámica cuántica, el de la dualidad onda-partícula: el observador, con el simple acto de observar, determina el estado de la función en onda o en partícula. La visión es una propiedad de la conciencia, entonces la conciencia co-crea lo que observamos. Somos partícipes de un mundo cuántico que cambia de estado de acuerdo a los observadores-participantes de la realidad.
La dinámica cuántica es un pilar clave en la unión entre la materia y la conciencia, estableciendo una nueva concepción de nosotros mismos. La dualidad de la existencia onda-partícula (o bien energía-materia) está entonces determinada por nuestra observación. A esto habría que agregarle que el perceptor (sujeto) y la fuente de emisión (objeto) están en una interrelación de resonancia conocida con las siglas PCAR, que permite que la información sea adecuadamente recibida. Esto puede simplificarse asegurando que cada individuo recibe la información que merece o que puede entender de acuerdo con su nivel de comprensión y asimilación consciente de recepción. Este proceso calificado de información y regido por ciclos resonantes de retroalimentación es conocido como    Bio-Feed back.

Somos Energía

No somos una reacción química, sino una carga energética. Los seres humanos y todos los seres vivos son una configuración energética dentro de un campo de energía conectado con todas las demás cosas del mundo.
Hay un campo energético subyacente que es el respondable de las funciones más elevadadas de nuestra mente, y es la fuente de información que guía el crecimiento de nuestros cuerpos. Es nuestro cerebro, nuestro corazón, nuestra memoria: es en todo momento un anteproyecto del mundo.
El tiempo y el espacio no existen tal como lo conocemos. Todo lo que aparece -hasta donde el ojo puede ver- es el gran paisaje del aquí y ahora.
Los pioneros cuánticos descubrieron que nuestra relación con la materia era crucial. Las partículas subatómicas existían en un estado potencial abierto a todas las posibilidades hasta que nosotros las alterábamos -al observarlas o medirlas- y en es momento se convertían, por fin, en algo real. Nuestra observación -nuestra conciencia humana- era fundamental para que ese flujo subatómico se convirtiera en una cosa fija.
A nuestro nivel más fundamental, los seres vivos, incluyendo los humanos, somos paquetes de energía cuántica intercambiando informaciónconstantemente con este inextinguible mar de energía.
La información respecto a todos los aspectos de la vida, desde la comunicación a nivel celular hasta la gran variedad de controles del ADN, se transfiere por medio de un intercambio de información a nivel cuántico. Incluso nuestras mentes, opera siguiendo procesos cuánticos. La percepción humana se produce por interacciones entre las partículas subatómicas de nuestros cerebros y el mar de energía cuántica. Literelmente resonamos con nuestro mundo.
Lo que hacemos y pensamos importa: de hecho, nuestra participación es crucial en la creación de nuestro mundo. Los seres humanos no estamos separados unos de otros.
Reconocer estas nuevas ideas exigiría borrar buena parte de las creencias de la ciencia moderna, y en cierto sentido, volver a empezar desde cero. La vieja guardia no está dispuesta a ello. Como las nuevas ideas no encajan en su visión del mundo, deben estar equivocadas.
BIBLIOGRAFIA:
LA NUEVA MENTE


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