LA FISICA CUANTICA Y LA MENTE
SI comparamos a la Física
Cuántica con un sistema monetario basado en el peso, la unidad mínima de dicho
sistema es el centavo.
La llamada Física Clásica se encargaría entonces de estudiar el
sistema a partir de la unidad peso (átomo).
La Física Cuántica lo haría a partir del centavo (cuanto).
Entonces esto puede llevarnos a
definirla como una ciencia
subatómica. La Física Cuántica comienza a abrir un nuevo camino al conocimiento
verdadero reconociendo la divinidad en nosotros mismos y el poder de co-creación
que todos poseemos. EL hombre dejó de ser un "astronauta" del destino
para darse cuenta de que puede elegir y crear de forma consciente cómo quiere
interrelacionarse con la realidad.

Curación Cuántica
Este descubrimiento
está abriendo las puertas a una nueva terapia de curación que no es física,
sino de carácter energético. Durante la segunda mitad del siglo XX, Herbert
Frohlich y Fritz Popp estudiaron este patrón energético de los seres vivos. Se
descubrió por entonces que las moléculas vibran al unísono y se comportan como
una sola supermolécula, estableciendo un patrón energético coherente y único.
Así se pudo detectar una emisión lumínica por parte de lo átomos similar a la
de un láser. La misma fue conocida con el nombre de "radiación mitogénica
de láser" y constituye la clave para asegurar que el ser humano es un
complejo cuántico que posee la capacidad de conexión e interacción
con el universo, y que su equilibrio, bienestar y salud dependen -como en el
caso de una conexión a internet- de la calidad de recepción y emisión de dicha
señal. Para favorecer esta coherencia se puede interaccionar con estos campos
sutiles de energía mediante terapias que utilizan luz, escalas cromáticas y
frecuencias de sonido que ayudan a reestablecer la comunicación con la matriz.
La Conciencia:
una propiedad fundamental
Puede afirmarse que nuestro cuerpo contiene, entonces, un patrón holográfico de energía que trasciende el marco conceptual de
la energía física, ya que sería energía consciente.
A niveles cuánticos, la conciencia es parte integrante, esto significa que la
realidad cuántica no es objetiva, entonces el observador forma parte de la
realidad y tiene incidencia sobre la misma. Esto puede comprenderse bajo un
principio clásico de la dinámica cuántica, el de la dualidad onda-partícula: el
observador, con el simple acto de observar, determina el estado de la función
en onda o en partícula. La visión es una propiedad de la conciencia, entonces
la conciencia co-crea lo que observamos. Somos partícipes de un mundo cuántico
que cambia de estado de acuerdo a los observadores-participantes de la
realidad.
La dinámica cuántica es un pilar
clave en la unión entre la materia y la conciencia, estableciendo
una nueva concepción de nosotros mismos. La dualidad de la existencia
onda-partícula (o bien energía-materia) está entonces determinada por nuestra observación. A esto habría que
agregarle que el perceptor (sujeto) y la fuente de emisión (objeto) están en
una interrelación de resonancia conocida con las siglas PCAR, que permite que
la información sea adecuadamente recibida. Esto puede simplificarse asegurando
que cada individuo recibe la
información que merece o que puede entender
de acuerdo con su nivel de comprensión y asimilación consciente de recepción. Este proceso calificado de
información y regido por ciclos resonantes de retroalimentación es conocido
como Bio-Feed back.
Somos
Energía
No somos una reacción química, sino una carga energética. Los seres
humanos y todos los seres vivos son una configuración energética dentro de un
campo de energía conectado con todas las demás cosas del mundo.
Hay un campo energético
subyacente que es el respondable de las funciones más elevadadas de nuestra
mente, y es la fuente de información que guía el crecimiento de nuestros
cuerpos. Es nuestro cerebro, nuestro corazón, nuestra memoria: es en todo
momento un anteproyecto del mundo.
El tiempo y el espacio no existen
tal como lo conocemos. Todo lo que aparece -hasta donde el ojo puede ver- es el
gran paisaje del aquí y ahora.
Los pioneros cuánticos
descubrieron que nuestra relación con la materia era crucial. Las partículas
subatómicas existían en un estado potencial abierto a todas las posibilidades
hasta que nosotros las alterábamos -al observarlas o medirlas- y en es momento
se convertían, por fin, en algo real. Nuestra observación -nuestra conciencia
humana- era fundamental para que ese flujo subatómico se
convirtiera en una cosa fija.
A nuestro nivel más fundamental,
los seres vivos, incluyendo los humanos, somos paquetes de energía cuántica intercambiando informaciónconstantemente
con este inextinguible mar de energía.
La información respecto a todos
los aspectos de la vida, desde la comunicación a nivel celular hasta la gran
variedad de controles del ADN, se transfiere por medio de un intercambio de
información a nivel cuántico. Incluso nuestras mentes, opera siguiendo procesos
cuánticos. La percepción humana se produce por interacciones entre las
partículas subatómicas de nuestros cerebros y el mar de energía cuántica.
Literelmente resonamos con nuestro mundo.
Lo que hacemos y pensamos importa:
de hecho, nuestra participación es crucial en la creación de nuestro mundo. Los
seres humanos no estamos separados unos de otros.
Reconocer estas nuevas ideas
exigiría borrar buena parte de las creencias de la ciencia moderna, y en cierto
sentido, volver a empezar desde cero. La vieja guardia no está dispuesta a
ello. Como las nuevas ideas no encajan en su visión del mundo, deben estar
equivocadas.
BIBLIOGRAFIA:
LA NUEVA MENTE
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